3.5 LA IGUALDAD Y LOS DERECHOS HUMANOS
La palabra igualdad viene de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU del año 1948. La
Declaración Universal de los Derechos Humanos asigna el mismo valor y derechos
a todos los seres humanos. Todas las personas tienen derecho a expresar su
opinión, a creer en el dios que quieran y a elegir la pareja que prefieran.
La igualdad significa que todos los seres humanos tienen el
mismo valor y deben ser tratados por igual.
La Declaración de los Derechos Humanos se aplica a todas las
personas del mundo. Una democracia moderna no funciona bien si los derechos
humanos no son respetados. El Estado debe ser capaz de proteger a sus
habitantes de discriminación y opresión. En Suecia los derechos humanos son
garantizados por tres leyes fundamentales: la Constitución Política, la Ley de
Libertad de Prensa y la Ley Fundamental de Libertad de Expresión. De acuerdo
con estas leyes, el Estado y los municipios deben trabajar para asegurar el
derecho al trabajo, la vivienda y la educación para todos los habitantes.
Los derechos humanos han ocupado un lugar central en los debates
contemporáneos. Se discuten los alcances de tales prerrogativas fundamentales,
ante quiénes y mediante qué mecanismos pueden exigirse, quiénes los detentan,
quiénes pueden transgredirlos e incluso su carácter intrínseco. En la actualidad
se acepta, de una manera amplia y generalizada, que los derechos humanos son
inherentes a la persona y, más aún, que derivan precisamente de su condición
humana. El enunciado, como suele formularse, oscila entre lo perogrullesco y lo
tautológico. Conviene recordar que no es un concepto nuevo y que en los dos
siglos ya rebasados que lleva de vida, lo que se ha discutido es justamente qué
personas tienen legítimamente esa condición humana.
La noción de igualdad es un principio básico de los derechos
humanos. Al afirmar que existe una serie de prerrogativas inherentes a la
persona, se aplica precisamente un rasero de igualdad. Más allá de las
diferencias innegables entre los seres humanos por rasgos físicos, capacidad
intelectual, clase social, nivel educativo, color de piel, etc. la cualidad
común de disfrutar derechos básicos los iguala como personas. Tal es el
enunciado básico de la formulación moderna de los derechos humanos que, incluso
en ese nivel formal, teórico, abstracto, no resiste un análisis cuidadoso.
La idea de igualdad ofrece diversas dificultades: sus límites no
siempre son precisos, su definición es polémica y su inclusión en instrumentos
operativos resulta problemática. Por una parte, es claro que existen múltiples
formas de desigualdad social por raza, etnia, discapacidad, condición
socioeconómica, estatus migratorio, edad, etc. que se evidencian al constatar
que el principio de universalidad sigue haciendo eco en las minorías. Además,
en cada uno de estos grupos curiosamente llamados vulnerables, se reproducen
las jerarquías de género; así, las mujeres discapacitadas, migrantes o
indígenas resienten una doble discriminación y se encuentran subordinadas a los
hombres de su comunidad.
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